¡Me asfixio! ¡Dios!
Pienso en mi cara… se esta quemando, ahora, mi cara…
¡Dios!
Una explosión y los colchones se prenden fuego y
Nos quemamos vivos…
Quiero salir, quiero escapar, las puertas siguen encerrojadas.
El pabellón… en un segundo se nublo todo y ya no vemos nada mas…
Pruebo trepar hasta un ventanal buscando el aire y me balean fiero
Viejita, amor, hijas y amigas, buscan noticias en la
Puerta, ahí fuera…
Tiempo después, escucho aun el ruido de loco de los paloteros
Buscan así baldosas flojas donde escondemos tesoro y miserias
¡Pobrecito!... Pobre "el cebolla", no pudo mas,
Se degolló por miedo
Nadie es capaz (¡No pueden borrar mis recuerdos!)
Nadie es capaz de matarte en mi alma.
¡Y asi te dan! asi te quiebra!
Asi te dan por alli… sin mas
Por esa vez la Vieja Cosechera
Vino por mi y no quiso besar mi vida.
Estoy herido, estoy quemado
Voy en camilla por el Salaberry
Voy a tratar de hacer conducta aqui
Para rajar antes que mis pulmones
Si va a pasar algo conmigo
Quiero que sea en libertad… ¡Alla afuera!
¡Y nada maas! ¡Irme y nada mas!
No quiero ver mas gruesa del llavero
Ni mirar la pared si el pasarela grita
Para tapar los quejidos y lamentos
¡Ya nunca mas!
¡Y nunca ya voy a olvidarte, Pablo… nunca!
Pabellón Séptimo

SOY
Soy el que sabe
que no es menos vano
que el vano observador
que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.
Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay venganza
sino saber perdonar.
Un DIOS ha concedido
al humano esta curiosa llave.
Soy el que pese
a tan ilustres modos de errar,
ha encontrado el laberinto
singular y plural,
arduo y distinto del tiempo,
que es uno y es de todos.
Sin el soy nadie,
eco, olvido, nada.
Pero un cosa solo se...
es que soy un hijo de DIOS